11 de octubre de 2015

La Curva.

Naces con la sana intención de llegar a una meta muy lejana, a un destino casi infinito. No supones, desgraciadamente, que todo el camino no lo marcan tus pasos, sino que también dependes de algunos obstáculos que la vida te coloca en el recorrido. Te preparas como mejor crees que tienes que hacerlo, tiras de la experiencia y lo absorbido de tus padres, de tus seres queridos, que a su vez hicieron lo mismo con los suyos. Te educan para encarar el apasionante viaje. Pones de tu parte, con la voluntad del hierro forjado en el corazón. El todo y la nada se confunden en una línea tan delgada, que resulta imperceptible. Muchas veces lo es, demasiadas.

Naces con la idea distante de que nunca llegará ese momento que al final llega, y aunque crees que estás preparado, no es así. Jamás lo estarás. No hay libro que te pueda guiar, no existe periódico ni aplicación posible que te muestre la verdad. La vida es una línea recta, pero a veces, dentro de esa línea, te encuentras sin querer, la curva.


Un saludo desde el fondo del mar.
Diego Pino.