13 de abril de 2012

Black.

Me cuesta expresar mis sentimientos, siempre me ha pasado, no puedo evitarlo. Pero no soy de piedra, no creo que exista alguien que lo sea. Bueno, a lo mejor algún escandinavo si, o así lo parece, por lo menos.
Avanza abril, y le dedico otra noche al blog, consigo evadirme y cada vez me resulta más placentero. Escucho de fondo, una canción que me acompaña desde hace mucho tiempo. Supongo que todos tenemos un tema al que consideramos nuestro favorito. El mío es 'Black', del que hablaré más adelante. Me sigo emocionando al escucharlo, después de tantos años...

Esta historia, comienza en el año 1995, tenía 19 años. No era una joya de niño, pero mis padres no tenían porqué preocuparse sobremanera de mí. En aquella época, pensaba que tenía todo el tiempo por delante para hacer o deshacer lo que yo quisiera. Como otros chicos de aquella década, tenía una larga melena que me caía sobre los hombros. Llevaba años escuchando música, me buscaba la vida para intentar conseguir algo diferente, fresco, algo que llevarme a los oídos que no fuese lo estrictamente comercial de aquellos momentos. No existía el CD en mi casa, ni internet en el mundo, claro, y toda la música que nos llegaba, lo hacía a través del canal estadounidense MTV. Por las noches, en casa, escaneaba de arriba abajo el dial completo de la radio, en busca de alguna guitarra que destilara rock. A principios de los 90, me saturé del heavy que por entonces se demandaba: Metallica, Megadeth, Aerosmith, Guns n' Roses... Pero aquello no era lo mío, me gustaba, pero no era lo mío. Esas voces estridentes, me llevaron a cambiar de rumbo, y encontré el grunge. Ahora puede parecer manido y cansino, pero en aquel entonces, era una válvula de escape para los veinteañeros como yo. Era diferente, sin duda.

Un domingo de resaca, de aquel año 95, tirado en el sillón de casa, encendí la tele. La noche anterior, además de beber, había escuchado música hard rock en los bares de moda de la ciudad. Tenía amigos que tenían grupos, yo mismo quería formar uno, y lo hice, sin éxito, pero lo hice. Había un canal, a veces ponían MTV, como aquel día, otras no. Ese domingo, no recuerdo el mes, pero si el dolor de cabeza, me llegó la primera imagen del grupo que más me ha llenado musicalmente hasta la fecha: Pearl Jam.
Se trataba del video de Even Flow, tema de su album de debut Ten, grabado en el Teatro Moore de Seattle, en enero de 1992.



Hasta unos años después de su creación no lo vi, y eso que el grupo ya había sacado su segundo LP, Versus, y que comenzaba a expandirse mundialmente como una de las bandas más importantes del panorama internacional. Después llegó Vitalogy y pude verlos en España varias veces, gracias a sus giras europeas.

No voy a mencionar toda la discografía del grupo, que es muy extensa, quiero centrarme en un tema del primer disco, por el cual he titulado esta entrada del blog, y es "Black".

"Black", es un tema lento que habla del desamor, trata una aventura sin final feliz entre el cantante del grupo y una novia del pasado. Yo no he tenido esa sensación en mi vida, no he pasado ningún bache emocional que me haya supuesto estar triste por ese motivo, he tenido suerte, quizás. Pero eso no quiere decir, que al escuchar esta canción, no sienta esa pena que esa persona si ha pasado, y te contagia y te traslada directa a su corazón. "Black" es para mi el tema. Seguramente lo habré escuchado mil veces, y posiblemente lo escucharé otras mil veces, porque sin darme cuenta, mi cuerpo me lo pide. Podría pasarme con alguna otra canción del grupo, ya que hay muchas que me producen sensaciones increíbles, pero ninguna como esta. Por la filosofia de la banda, Pearl Jam han realizado pocos videos a lo largo de su carrera, y "Black" es precisamente uno de los de la larga lista que no lo tienen, pero aquí podéis disfrutar de la canción, en su actuación del 13 de Mayo de 1992, con motivo del MTV Unplugged...






Hace un momento terminó la canción, ya no escucho la voz desgarrada de Eddie Vedder, acompañada por ese reloj que lleva por banda, posiblemente mañana la ponga nuevamente. Me preparo para la llegada del grupo este verano a Europa. No quisiera perderme algún concierto de la gira. No visitan España, pero probablemente prepare mi macuto, y los buscaré por donde quiera que vayan... Amsterdam, Berlin, Estocolmo. Un billete de avión, y la certeza que al encontrarme con ellos, me dedicarán "Black".



Un saludo desde el fondo del mar.
Diego Pino.






2 de abril de 2012

Devotos y de botas.

Hace un buen rato que llegó la noche y el silencio en la habitación es total. Ya es abril de 2012 y llega la Semana Santa. Todavía no huelo la cera que desprenden las velas que portan los penitentes, y no me llega el sonido de las campanas de los pasos, típicos de estos días. Son jornadas donde sale a relucir la devoción, para algunos o algunas real, para otros u otras, mero escaparate. Me sorprende, que durante estos días, personas que el resto del año no tienen sentimiento alguno hacia la figura de Cristo, se toman muy a pecho algunos acontecimientos puntuales. Por supuesto que todo es respetable, pero ciertamente es algo que siempre me ha llamado la atención. Mi relación con Dios es algo que no tiene importancia, pero si fuese real, que a lo mejor lo es, la llevaría adelante durante los 365 días del año, no 7 mal contados.
Se que vivimos en un país de costumbres, y esta es una de ellas, pero no hablaré esta noche de religión, no predicaré con el ejemplo y no soy nadie para dar un sermón, para eso ya existen otras personas más cualificadas y que precisamente estos días, tienen mucho trabajo por delante...

Utilizando un simil taurino, cambio de tercio. Esta tarde, he estado viendo en televisión varios partidos de la Liga BBVA, siglas del campeonato nacional de fútbol en España. Me he fijado en la última tendencia que hay entre las grandes firmas de calzado deportivo para hacer de las botas de los jugadores, un carrusel de colores que a veces roza el ridículo e incluso lo desagradable a la vista.
No es algo nuevo, se trata de una "moda" que está instalada en el fútbol moderno desde hace años. Atrás, quedaron los clásicos calzados de cuero, para dar paso a otros de material sintético, más actuales y supuestamente muy eficaces.

Echando la vista atrás, y si nos remontamos a 1954, nos encontramos que la firma alemana Adidas, fue la primera marca en utilizar a un jugador de su país para promocionar el producto. Lo hizo en la persona de Fritz Walter, durante el Mundial de fútbol de selecciones que se disputó en Suiza. Ese campeonato, lo ganó precisamente la selección teutona, y Walter, fue uno de los artífices de la victoria final.

Bota Adidas de Fritz Walter.

Posteriormente, y aprovechando el tirón que otorgaba el deporte rey, otras marcas fueron entrando en el mercado y comenzaron a competir entre ellas para hacerse con los servicios de los jugadores más afamados del planeta fútbol. Nace Puma, que se hace fuerte en los 60, 70 y 80 y rivaliza con su máxima competidora, la anteriormente citada Adidas. Puma, consigue que los dos jugadores más reconocidos de la historia, calzasen sus botas. Hablo cronológicamente de Pelé y Maradona. También el "flaco" Johan Cruyff.

Diego Armando Maradona.
Edson Arantes do Nascimento (Pelé).





















Estas dos multinacionales del calzado deportivo, han estado prácticamente al frente del mercado hasta que a mediados de los 90, irrumpe la estadounidense Nike, que en la actualidad surte a la gran mayoría de las estrellas del balompié. Muchos son los modelos que se pueden distinguir a lo largo y ancho de la geografía mundial futbolística, y como me refería anteriormente, han ido adquiriendo tonalidades y compuestos más acordes con los tiempos que corren. La piel, el cuero, deja paso a lo sintético, y el negro, al blanco primero, para después rojo, azul, verde, amarillo, etc. La lucha por hacer el modelo más ligero, más vendido, es constante y hace que las presentaciones en sociedad, sean cada vez más numerosas y habituales. Incluso para los juegos de videoconsolas, podemos percibir perfectamente el modelo que cada jugador lleva.

A mí, hay botas que me parecen feas, echo de menos el negro clásico, aunque hay todavía jugadores en la actualidad que se niegan a cambiarlo. Quizás sea un romántico, pero es que al fin y al cabo, el fútbol es pasión y un poco de romanticismo. Cambiaron el color de las botas, el negro de los trajes de los  árbitros, esperemos que no nos cambien el del color del terreno de juego...

He tratado dos costumbres antagónicas en España, fútbol y Semana Santa. Pero un juego de palabras basta para casi unirlas en la definición. Devotos y de botas.

Un saludo desde el fondo del mar.
Diego Pino.